sábado, 23 de noviembre de 2013
miércoles, 20 de noviembre de 2013
La desintegración del uso de las horas
La desintegración de la persistencia de la memoria (Salvador Dalí)
Ya no uso el reloj para saber qué hora es.
Alterno entre el teléfono y el ordenador porque me dan una información adicional.
Lo de menos es la hora; siempre llego pronto a la oficina; a menudo salgo tarde. Sé que es la hora de comer porque mis compañeros en bloque se levantan de sus mesas, se ponen los abrigos y desaparecen de la oficina.
A las cinco y media no hay nadie ya en sus respectivas mesas de trabajo.
Tampoco me fijo qué hora es cuando llego a casa por la noche. Como solo veo películas grabadas y ya no estoy pendiente del comienzo de nada en la televisión, no lo necesito. La radio siempre tiene sintonizada la misma emisora que escucho a todas horas. Cuando tengo hambre, me alimento según lo que tenga en la nevera. Y si no hay nada, ese día decido hacer dieta.
Puse una hora en el teléfono para que me despertara por si me quedaba dormido. Ya ni me acuerdo de la hora que puse. Cuando suena sé que tengo que irme a trabajar.
Cuando anochece, llamo por teléfono a las personas que tengo siempre en mi memoria.
Las reuniones programadas aparecen en el ordenador, recordándomelo.
Ya no necesito saber qué hora es. Mi horario lo pongo yo. O la programación del cine cuando decido ir. No hay nada ni nadie que me espere a una hora.
Alterno entre el teléfono y el ordenador cuando necesito mirar la hora porque me dan el día, el mes. El año lo recuerdo; lo miro sin querer mirarlo. No soy supersticioso: no me desagrada el 13 más que el 12 ó el 10. Pero es este año. Desde el 1 de enero de 2013. Bueno... este año ha sido un largo año desde el 11 de mayo de 2011, o desde el 12 de noviembre de 2010...o ayer mismo. Así que miro por si el año ya no es este.
El año que ya no quiero ha sido transgresor con mi estado vital. Cosas nuevas que necesitan digerirse con calma; sin tiempo definido. Hasta mi perspectiva de cómo me reconozco con los otros seres humanos ha cambiado. Sé que no soy el mismo.
Solo un deseo este año.
Voy a pedir que termine antes. Que cuando me despierte mañana sea 2014. Quitar las hojas de mi agenda, y comenzar de nuevo.
Ah... y un equipo de música.
martes, 12 de noviembre de 2013
Faig Pare
Faig Pare (10 de noviembre de 2013)
Fin de semana de silencios, de paseos por pueblos hasta ahora solo conocidos por sus nombres y campo... mucho campo.
Rutas por zonas desconocidas hasta ahora, y árboles con nombre propio. Este haya padre, con sus aproximadamente 250 años, fue el punto de retorno de una caminata de tres horas.
Recuperando sensaciones; respirando aire puro y sintiendo libertad física.
Hay otros estados que necesitan más tiempo. Pero todo llega.
Eso me han asegurado.
Fin de semana de silencios, de paseos por pueblos hasta ahora solo conocidos por sus nombres y campo... mucho campo.
Rutas por zonas desconocidas hasta ahora, y árboles con nombre propio. Este haya padre, con sus aproximadamente 250 años, fue el punto de retorno de una caminata de tres horas.
Recuperando sensaciones; respirando aire puro y sintiendo libertad física.
Hay otros estados que necesitan más tiempo. Pero todo llega.
Eso me han asegurado.
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