lunes, 29 de diciembre de 2008

Llegó tan hondo el beso



(Salvador Dalí. Premonición)

"Llegó tan hondo el beso
que traspasó y emocionó los muertos.

El beso trajo un brío
que arrebató la boca de los vivos.

El hondo beso grande
sintió breves los labios al ahondarse.

El beso aquel que quiso
cavar los muertos y sembrar los vivos."

(Miguel Hernández.
Cancionero y romancero de ausencias)

martes, 23 de diciembre de 2008

Feliz Año (El apartamento)



He pensado en unas navidades ideales, y me ha venido a la mente la última escena de "El apartamento". No sé si este es el ideal de fin de año, pero seguro que lo es si se comparte con la persona que amas.
Que el 2009 sea mucho mejor que el 2008. En mi caso, salvo entrar en este mundo y conocer a personas increibles, creo que con poco lo mejoraré.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Sueños antiguos/ Los Puentes de Madison



"Los viejos sueños eran buenos sueños.
Nunca se realizarón, pero me alegro de haberlos tenido".

Ella se levantó, en dirección a mi mesa, después de pasarse varios minutos mirándome con descaro; mientras andaba con esos andares que dan los tacones altos en las mujeres, no dejaba de mantener la mirada en mis ojos. Yo, ya desde nuestro primer y fallido cruce de miradas, y una vez que me hipnotizó con la suya, no pude dejar de mantener en mi retina esos ojos marrones, pequeños, pero que atravesaban mi mente, y mi deseo. No entendía muy bien porqué esa espectacular mujer venía hacia mí; y porqué me había hipnotizado. En un descuido de mis ojos, bajaron a su pecho, su cuerpo, para descubrir que no era solo la mirada la que podría hechizarme.
Las miradas, todas las miradas, la desnudaban; aunque sólo con la mía, mantenía una enfrentada lucha, de la que, estaba seguro, iba a claudicar. Se paró enfrente de mí, se agachó como para decirme algo….
Siempre sonaba el despertador, el puñetero despertador, para dejarme a medias en el sueño que, regularmente, se repetía. Cuando llegaba con alguna décima de fiebre, y me acostaba con el calor de una taza de leche con cacao bien caliente, siempre, durante algún momento de la noche, generalmente antes de sonar el despertador, aparecía aquella impresionante mujer.
Y nunca me logró decir nada en ese sueño.

Era un habitual de las páginas para conocer mujeres. Era un mundo increíble en el que uno se encontraba con todo tipo de personas, y experiencias cibernéticas. La verdad es que estaba deseando llegar a casa y ponerme a encontrar a la mujer de mi vida a través de ese instrumento, que durante las horas laborales era mi torturador. Yo no entraba a hablar con ellas, sino que esperaba a que mi perfil, sin foto, les atrajera lo suficiente…
No daré detalles de quienes eran, cómo se comportaban, aunque reconozco que me encontré con amigas, confidentes, y seres extraños también.
Pero después de meses sin concretar una cita, decidí que me iba de allí, que estaba cansado de encontrarme solo en casa delante del ordenador, sin nadie a quien mirar a los ojos. Así que ese día, ese sábado, iba a ser el último día de mi chateo. Apareció una invitación a chatear, y acepté. Un año mayor que yo… frases inteligentes en su perfil; conversación agradable… vaya, pensé, igual me quedo algún día más.
Después de varios intentos por parte de los dos, por fin, después de casi dos semanas, encontramos un lugar para nuestro encuentro. Un café, de los de toda la vida, en la glorieta de Bilbao; lleno de mesas de mármol, espejos en las paredes, y sabor antiguo. A las seis y media, pregunté; allí estaré.
A las siete menos veinte entré en el café. Y en el momento de entrar, me di cuenta de que no habíamos quedado en ningún tipo de truco para reconocernos (rosa en el ojal, que no tengo; el libro de este autor que nos gustaba tanto; un clinex en la cabeza…) y mire, sin mirar, para ver, sin ver, dónde podría haberse sentado.
Cómo no vi nada en mi mirada a las mesas del café, decidí sentarme en una esquina, junto a la ventana, por si veía a alguien tan nervioso como yo buscando a alguien… como yo.
Café con hielo, por favor, pedí. A las siete de la tarde un café, pensé; estoy atontao.
Al rato de que me sirvieran, y un poco más tranquilo, inspeccioné las mesas. Era tardísimo, y si no había llegado, no vendría ya.
Señores jugando al ajedrez, la lectura serena de un señor ojeando un periódico; dos universitarios repasando apuntes… y una mujer sola; no muy lejos de mí.
Mi corazón se paralizó. Pelo castaño, corto, y unos ojos marrones como los de mi sueño. Y me miraban a mí, y me miraban igual. Y se levantó igual, y se me empezó a acercar con esos andares que dan los tacones altos en las mujeres.
Y empecé a temblar.
Mi sueño se iba a cumplir; iba a escuchar lo que tanto tiempo estaba esperando oír, y en el momento adecuado.
Llegó al pié de mi mesa, y antes de que empezara a hablar, me puse en pie.
Hola, soy Ima; le dije sonriendo.
Hola. Se te ha caído la cartera, y venía para que la recogieras para que no se te perdiera…

Al rato recibí un mensaje en el móvil: “ lo siento, un problema a última hora me ha impedido llegar a la cita. Nos vemos. Un beso”.

Ahora, desde hace un tiempo, si tengo fiebre, no tomo leche con cacao… y el despertador lo pongo antes, por si puedo evitar soñar.

(Por si desaparezco de nuevo:

Feliz Navidad... Y que se cumplan vuestros... Sueños.)


martes, 16 de diciembre de 2008

Luces de navidad



(Alfred Sisley- Nieve en Louveciennes)

Las luces de las calles en navidad siempre me parecen menos luminosas a cada año que pasa.
Igual es la crisis, que ha obligado a los ayuntamientos, a las asociaciones, a quitar bombillas.
También me parece que, cada año, hay menos gente por las calles haciendo las compras compulsivas de todos los años; aunque igual es la crisis. O igual es que somos menos.
El olor a castañas asadas del quiosco de la esquina, impregna el alma de todos los que andamos por las calles por donde deja el aroma. Hay ciertos olores que me llevan a pensar en los tiempos en los que mis padres paseaban conmigo por esas mismas calles, con mi verdugo puesto, y con la ilusión en forma de paje real.
Ahora me detengo delante del quiosco de castañas asadas, sopesando si me merece la pena comprar a precio de oro la decena, que ya ni docena, de castañas pilongas y quemadas.
Sólo es en las navidades, el tiempo en el que mi pasado se hace más presente; y mi futuro más incierto. Es el tiempo en el que lo amargo del año se concentra en mis pensamientos.
Hoy no recuerdo mis vacaciones en Asturias, ni el fin de semana en esa pequeña habitación del hotel de León… Hoy tengo presente las ausencias que el año pasado no tuve. Las pérdidas, los desengaños, la tristeza acumulada que voy tragando a sorbos de cava y uvas. Las promesas incumplidas; las promesas por incumplir.
Sólo la imaginación de una niña, que enfrente de un escaparate lleno de muñecos, describe con desbordada ilusión la cantidad de ellos que quiere que le traigan los Reyes Magos, me hace caer, como todos los años, que las navidades son para ellos; para los niños. Que lo único que espero de las navidades es la mañana de Reyes.
El frío me obliga a subirme el cuello del abrigo y a encoger los hombros intentando concentrar el calor que todavía tengo, dentro de mí.
Y el caso es que hace menos frío que antes. Ahora no nieva como antes, ni el invierno es tan largo y duro como antes. Igual también es la crisis.
Aunque me temo que, según voy caminando con mi soledad por las calles, se me hace más claro que, el que no es como antes, soy yo. Aunque creo que no es la crisis; quizá sea culpa del pasado, o del presente. O que la historia de nuestra vida, nos mueve a la transformación de lo que somos, incumpliendo, en algunos casos, lo que prometimos ser.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Blade Runner



Una de las escenas más famosas de la película. Durante mucho tiempo la he recordado sin poder verla en el cine. Hace unos meses, tuve la oportunidad de disfrutarla en un cine, en versión original...
A mí me sigue pareciendo una de las grandes películas de ciencia ficción de todos los tiempos.
Si no habeis tenido la oportunidad de verla, y os llama la atención esté género, merece la pena que la disfruteis. Y si os gusta Harrison Ford, entonces es imprescindible.
Imaging
(siento mis ausencias, que en navidades serán prolongadas... Espero volver de tanto en tanto, y espero que las musas me acompañen). Y que vosotros sigais ahí...