lunes, 31 de mayo de 2010

El Rosetón




El Rosetón de la Catedral parecía cargado de oscuridad. Traducía los nubarrones que en el exterior clamaban lluvia.

Sentado en los primeros bancos, no dejaba de ver la hermosura de sus trazos, la delicadeza de sus imágenes. Todo se intuía bello, pero oscuro. No había luz que desde el exterior le diera vida a ese rosetón.

La catedral en silencio, no ayudaba a sentirme seguro. Temía tener que salir de allí invadido por ese callar majestuoso, y por los grises que inundaban hasta mi corazón.

Las nubes, quizá en un arrebato de arrepentimiento, quizá por la idea de que la oscuridad que transportaban no era más que la necesidad de limpiar las calles de almas sucias pero que las almas limpias no se merecían ese gris amanecer, se ablandaron y dejaron asomar unos rayos de luz.

Y en un instante, como la sonrisa poderosa del niño, la luz entró a través del Rosetón… Tardó un instante en reflejar su belleza; quizá sujetó unos instantes esos rayos de luz para poder concentrarse e iluminarse más aún.

Y se iluminó la Catedral.

Y el Rosetón cambió. Su luz me dijo que la belleza la conservaba. Y parecía prometer que ninguna nube negra le quitaría de nuevo su grandeza.

lunes, 24 de mayo de 2010

Frente al mar


(Gehard Richter- Mar)

Esta mañana contemplaba absorto, una y otra vez, el video de una amiga que, durante 18 segundos dejaba grabado el sonido del mar, junto con el oleaje azul que llegaba sereno a una playa, que supongo del sur.

Me mojo los labios con la lengua y tengo la sensación al remojarlos, que se encuentran secos por la brisa y salados por el mar.

Los de costa adentro echamos de menos ese sonido; el viento del sur, incluso el de levante, con la condición de estar cerca y sentir que, si queremos escapar de nuestros propios pensamientos, sólo hay que acercarse a la orilla y mirar al fondo; y, cómo un milagro que sólo tenemos en la costa, los pensamientos se ocultan tras las olas.

A veces, mi hija me pregunta, cuando me ve contemplar el mar de esta manera, serio, distante, qué pienso… “nada” le digo; y aunque sé que ella no lo entiende, llegará el momento en el que deseará pensar lo mismo que yo frente al mar.

jueves, 20 de mayo de 2010

Viajando


Rhapsody in Blue

Cerraba los ojos y me imaginaba por esas calles interminables, en apariencia estrechas, con edificios que llegaban al cielo; me imaginaba pequeño entre tanto gigantismo arquitectónico. Pero me imaginaba feliz. Era mi ciudad desde que, siendo un pequeño adolescente, viajaba por sus calles paseando con música de Gershwin y mirando con la mirada de Allen. Me sentaba en aquel cine de sesión continua, con columnas en el medio del patio de butacas, viendo películas de tres en tres, (y "de mes en mes, de dos en dos y de seis a siete") y soñaba despierto con aquella ciudad.
Sus bancos, sus luces nocturnas, esos restaurantes que sólo me imaginaba que pudieran existir allí.
Hoy sigo viendo aquella ciudad con ojos de soñador... imagino el vaho saliendo de sus tapas de alcantarillas, con mis manos cogiendo con fervor una taza de café para llevar. Miro las ofertas de viajes... cuatro días, alojamiento y desayuno...tasas...
entro en la agencia de viajes; buenas, buenas, que quiero ir allí. Cuando ya está el viaje en marcha, la tarjeta pendiente de hacer bien su labor, me entra la sensación de que el sueño sigue manteniéndome feliz de ir. Y que si voy no habrá vuelta atrás...
Me encanta imaginarme en un banco de Central Park, mientras espero que Allen pase a mi lado con una bolsa de papel de la compra con un crucifijo dentro, y mascullando rezos en latín, intentando llegar a la verdad de la existencia de dios.

domingo, 9 de mayo de 2010

Volver (Jaime Gil de Biedma)

Todavía en el proceso de vuelta, de encontrar palabras y unirlos en un relato, en una opinión. Complicado el reencuentro con las palabras y feliz al intentarlo.
Un poema adecuado a este inicio... Espero que la siguiente entrada tenga mis imágenes.




Claude Monet: "La Manneporte" (1886)

" VOLVER

Mi recuerdo eran imágenes,
en el instante, de ti:
esa expresión y un matiz
de los ojos, algo suave.

en la inflexión de tu voz,
y tus bostezos furtivos
de lebrel que ha maldormido
la noche en mi habitación.

Volver, pasados los años,
hacia la felicidad
- para verse y recordar
que yo también he cambiado."

Jaime Gil de Biedma
Las personas del Verbo
Ed. Seix Barral