viernes, 16 de enero de 2009

Para tí

Intentaba beber de aquel río con las manos. Era una posición un tanto forzada. Ponía la mano derecha encima de la izquierda; juntaba las muñecas, cerraba los dedos y sumergía completamente las dos manos juntas para coger el poco agua que entraba en ese pequeño hueco que creaba con las manos. Iba muy despacio, pero siempre se caía la mayoría de agua. Apenas podía beber una pocas gotas. Al tener esta posición forzada con las manos, terminaba por abrir los dedos y el agua se escurría entre ellos, buscando con rapidez el suelo y el río para dejar de ser agua y convertirse de nuevo en río.

Daba la sensación de que el poco agua que recogía tenía la inercia de continuar siendo un río, y apenas subía las manos a la boca, su inercia me dejada sin agua que beber.

Me sentía impotente... no sabía que hacer para que una pequeña parte de ese río se convirtiera en agua y saciara mi sed.

Nada podría lograr que ese río parara; seguiría su camino, y yo sólo podía contemplarlo...
No había nada que hacer; quizá quitarme la ropa y entrar en el río. No podría ser nunca como agua, pero igual la corriente me ayudaría, metiendo también la cabeza, a saciar mi sed.

Sé que ella seguía su camino, que no pararía cuando la llamara... me quedé parado en la orilla. Sabía que nunca mis manos o mis palabras pararían su corriente. Nada saciaría su pérdida…

Para tí...

imaging


(Disculpad este atrevimiento. Hoy ha sido un día con hechos inesperados; y me han traido palabras y sonidos que creía olvidados. Repongo mi primer relato en este blog, que ha sido la primera piedra que movío estar aquí hoy.)

9 comentarios:

Mencía dijo...

Puf ... he sentido la inquietud de tener que dejar que alguien se vaya, el dolor de tener que dejar a alguien que sea quien es aunque tenga que ser lejos de las manos de uno ... pero lo he sentido de forma dulce.
Me ha gustado sip.

Miguel dijo...

Hay personas que siguen su camino y uno no puede hacer otra cosa que ver como sigue adelante, sin que puedas, o quieras, hacer nada por retenerla..
Gracias Mencia por pasar y leer este texto que tengo en el fondo del blog, aunque el recuerdo que me trae sea un tanto agridulce.

Pepe del Montgó dijo...

En todos los años de mi vida he tenido que dejar que mucha gente se fuera en contra de mi voluntad y para algunos casos esa imagen que utilizas de la gota que se lleva el rio me parece muy afortunada.
O sea, que tuviste un principio con mucha carga. Y el caso es que has sabido mantener el nivel. Saludos

Anónimo dijo...

Gracias por volver a ponernos tu relato... Me encantaría ser agua para convertirme en río...

Besazos.

LATIERRA

Alamut dijo...

El agua es una buena metáfora.... Si no puedes ser continente, lo mejor es dejar de mirar desde el puente y sumergirte en la corriente, ser contenido y dejar que el agua te cubra..... Si no, la renuncia es la huida... Saber dejar marchar es también una promesa

Miguel dijo...

Tú que me lees con cariño, Pepe.
Nunca se puede sujetar un río que tiene que seguir su propio camino; y tampoco creo que debamos.
Un abrazo

Miguel dijo...

La tierra... ya eres río. Ya eres agua. Y tienes tu propia corriente, que circula con fuerza, además.
Un besazo

Miguel dijo...

Querida Alamut.
El agua del río tenía su propia vida. Inundarme era quizá ahogarme por la corriente de quien no sabe nadar, ante el ímpetu de la naturaleza que sigue su curso, para sobrevivir.
Sí,renunciar es huida,y tmabién querer.
Besos de alegría.

eva dijo...

me ha encantado. Estoy de acuerdo con lo de que renunciar también es querer. Un besito