lunes, 16 de junio de 2008

Soñando



Tengo el dormir profundo; duermo con tal intensidad que podrían pensar que muero durante la noche. Este dormir tan profundo me hace pensar que es un sueño austero y pobre, porque no me deja soñar los sueños que se producen mientras duermo.
Dicen que todos soñamos al dormir. Que existe una fase durante esas horas en las que no controlo ni cuerpo ni mente, en el que funcionan a su ritmo y eligen cómo colocar lo vivido, o lo imaginado, dentro de ti. Y el cuerpo actúa, o no, en consecuencia.
Recuerdo aquellas noches en las que me levantaba sudoroso y con unos ojos clavados en mi cara, esos ojos verdosos de la fiebre;o cuando pensaba que me iba a tropezar con un escalón y me despertaba del susto de esa caída imaginaria.
Hubo momentos que, estando en el sueño, oías a lo lejos el pitido del tren que se acercaba inevitable, hasta que, justo antes de que te atropellara, te levantabas de un brinco... maldito despertador.
Ahora sigo durmiendo, pero no recuerdo que mi mente mantenga y trabaje con mis recuerdos, o mis fantasía por la noche. No recuerdo nada de lo que sucede durante esas horas. Sólo el apagado eco del despertador,o alguien que, quizá duerma a mi lado y que me despierte para recordar que el despertador esa mañana no ha sonado.
Incluso, en momentos en los que esta falta de sueño me perturba,intento hacer algo que mi mente recuerde antes de dormir, para ver si puedo obligarle a soñar. Ver "El exorcista" de madrugada, para que mi mente tenga miedo y que sueñe, o que tenga pesadillas que yo pueda recordar.
Sé que, tanto los sueños como las pesadillas (estas menos) se olvidan aún recordándolas por la mañana.
Pero al soñar es como si supiera que, mientras duermo, vivo. Soñar, sueño muchas veces despierto. Igual debiera dejar de hacerlo para permitirme los sueños nocturnos.
Luego, si sueño alguna vez, tampoco sé interpretarlos... o los interpreto a mi conveniencia...Las serpientes que se pasean junto a mí, o la despedida de ese desconocido que conoces perfectamente en el sueño... o los tropezones, o los trenes... o los sueños que luego vives en la realidad (que alguna vez ha pasado)...
Ayer, sin embargo, soñé.. Me vencía el sueño, tras una larga jornada familiar, en la que, probablemente de manera consciente y meditada,bebí un poco más de lo que el buen juicio aconsejaba.... y, aunque durante la tarde y la noche solo bebía agua, la verdad es que el whisky de malta me maltrataba el cuerpo, y decidí acostarme...
Y soñé... nada particular; escenas de la vida cotidiana, con personajes absolutamente desconocidos, que eran íntimos. Conduje toda la noche por un bosque bastante oscuro. La verdad es que era un sueño oscuro... Bebí, reí... me preguntaba de manera trascendental cosas como quien compraría el pan... Supongo que lo que me alegra es pensar que puedo recordar un sueño tan largo...
Y entraste tú. Estaba en un restaurante, y tú en el sueño eras una desconocida. No sabía de ti, ni tú de mi... pasaste de largo la mesa en la que me sentaba en el restaurante. Recuerdo que entraba luz por unos ventanales enormes, con cristal traslúcido. La luz te daba de espaldas, y te recubría con una especie de halo alrededor del cuerpo. Te vi pasar junto con más personas.. una celebración, quizá.
Te miré, y mi sueño, un poco después se desvió a otro punto... que no recuerdo, quizá la comida que comía.
Al poco, aunque pasaba bastante tiempo en el sueño, te volví a ver, en otro restaurante, y esta vez te sentabas a mi lado... me sonreíste, mientras te servía vino en la copa. No sé si hablábamos o sólo nos mirábamos. El resto que tenías alrededor era oscuridad, solo había luz en tú mirada... Brindamos y nos acercamos tanto el uno al otro que sentía el olor del perfume que te había puesto en el cuello.
Al cabo de un segundo estaba fundido en tus labios, debajo de unas sábanas de raso... notaba el sudor que surcaba mi espalda, y cómo te estremecías en mis brazos; notaba como la intensidad del momento, me retorcía en mi cama, y sentía que tú cuerpo se fundía de sudor y piel desnuda, mientras, no sé de que manera, el camarero del restaurante hacía sonar, de manera insistente, una campanilla avisando que si
queríamos un postre...

7 comentarios:

Alma dijo...

El camarero podía ser menos impertinente, voy a soñar con la campanita ya verás... con lo bien que iba el sueño,jajaja

Besos salados

Mencía dijo...

Suena George Winston mientras te leo por primera vez ... y me recuerdas a uno de mis libros "bombilla" (de esos que siempre enseñan algo) ...

La clave está en tus sueños. Beatriz Fdez del Castillo

Beso de presentación

eva dijo...

Yo como tú también tengo el sueño profundo y casi nunca recuerdo lo que sueño, eso sí cuando cambié de trabajo de noche soñaba en alto con el nuevo trabajo y mi chico me grabó hablando en sueños, me reí un montón cuando lo escuché.
besos

Miguel dijo...

Gracias Alma por pasarte por aquí... ya, Espero que el tren atropelle al camarero en el siguiente sueño, porque me gustaría un final feliz, por variar.

Gracias Mencia..me apunto tu libro "bombilla"; aunque seguro que Freud tiene algo que decirme de este camarero...

Me da miedo pensar que puedo hablr en alto mientras duermo... pudieran ser palabras no dichas que se dicen sin querer. Gracias por estar aquí, Eva.

María Luisa de Parma. dijo...

Eso de no recordar los sueños viene con la edad y las preocupaciones...
Que buen sueño tuviste, que envidia, eso sí para otra, por favor que maten al camarero¡¡¡¡¡¡
Un beso.

Miguel dijo...

Jajaja... Creo que, después de esto, el camarero no aparecerá en el subconsciente, ni en mis sueños, por la cuenta que le trae...
Gracias Carol.
Un beso

LU dijo...

Las horas de sueño de mis últimos años son muy escasas. Madrugo demasiado, y considero ese motivo la causa de no recordar apenas mis sueños.

De mi infancia prevalecen momentos con mucho encanto que se desvanecían al despertarme. Siempre he sido, y creo que eso lo conservo, muy soñadora (despierta, sobre todo)

Gracias por todos tus comentarios.
Un saludo