viernes, 23 de enero de 2009

Despedida


(Claude Monet- Regatas en Argenteuil)

Estaba de nuevo solo.
La humareda del bar y el murmullo incesante resultaba una especie de campana, una cortina, que me aislaba del resto. Mi mesa, con dos sillas por ocupar, pero con una vacante por instalarse.
Sabía que no iba a volver.
Quedamos a la hora en la que los niños todavía estaban en el colegio; salimos temprano para que el atasco no llegara antes que nosotros y nos citamos en un bar que hacia esquina con un parque, en ese momento casi vacío.
Café sólo con hielo, por favor. Serán dos.
El olor a café nos inundaba. Alguna persona diseminada en las mesas daba el ambiente adecuado al bar.
Nos miramos en silencio. Nuestras miradas siempre tenían silencios prolongados. Me gustaba quedarme con el recuerdo de sus gestos, del perfil de su barbilla.
Me voy, me dijo. Lo sé.
Parecía que estaba todo dicho, y todo por decir. Me da miedo preguntar por qué, por la respuesta. Y sin embargo, las preguntas eran muchas, aunque de algunas de ellas, ya tenía la respuesta.
Te echaré de menos; aunque espero que estemos en contacto. No sé, me dijo. Tengo que saber qué hacer con mi vida; quiero volar libre, sin ataduras, sabiendo que la vida tiene que sentirse con intensidad. Que cada momento en la vida sea como una ola que viene a ti y tienes que afrontarla, y avanzar.
El café ya estaba frío, y mi sonrisa triste se empezaba a contagiar de la melancolía de su despedida.
Si vuelvo te buscaré. Por favor. Claro.
Se levanto decidida, se acercó a mi, y mientras me acariciaba la barba con su mano, me beso con ternura. Se incorporó y se fue.
Nunca mira hacia atrás, ni en las despedidas, así que la seguí con la mirada, hasta que la esquina la convirtió, de nuevo, en recuerdo.
El bar empezó a llenarse de feligreses mientras yo mantenía mi mirada en el fondo del vaso de hielos que el tiempo había transformado en agua.
También la vida se compone de adioses, de despedidas; y estas, también, hay que vivirlas intensamente.

(Hasta cuando quieras…)

11 comentarios:

Mónica dijo...

Son difíciles, pero comparto tus letras, tanto las bienvenidas como las despedidas las vivo intensamente. Un abrazo

LU dijo...

No me gustan NADA las despedidas.

Te copio una preciosidad de poema que acabo de leer en el blog de Enrique Ortiz:

Ya no
Ya no será,
ya no viviremos juntos, no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa, no te tendré de noche
no te besaré al irme, nunca sabrás quien fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber por qué ni cómo, nunca
ni si era de verdad lo que dijiste que era,
ni quién fuiste, ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido vivir juntos,
querernos,
esperarnos,
estar.
Ya no soy más que yo para siempre y tú
ya no serás para mí más que tú.
Ya no estás en un día futuro
no sabré dónde vives, con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca como esa noche, nunca.
No volveré a tocarte. No te veré morir.
No me gustan NADA las despedidas. Se me hacen eternas.
(Idea Vilariño)

Biquiños y buen fin de semana

Miguel dijo...

Hola Mónica. Creo que no se pueden vivir de otra manera.
Un beso, y encantado de que pases por aquí.

Miguel dijo...

La Dama se esconde, tampoco me gustan las despedidas; nada.
Gracias por este regalo. Es precioso.
Un beso.

Una senderista. dijo...

Creo que las despedidas son las que se viven muy intensamente, dejan huella, una marca difícil de borrar, cuesta tanto eliminar esa intensidad...

Pepe del Montgó dijo...

En muchos casos sabemos que se va a producir una despedida y siempre es dolorosa, ero cuando esta llega sin avisar, de repente, sin desearla, el corazón parece que va a romperse.

Tesa dijo...

La soledad es el precio de la libertad
...y las despedidas, siempre, son tristes

eva dijo...

odio las despedidas, y soy muy llorona, la verdad que lo paso muy mal con ellas.
dicen que las despedidas siempre duelen, aunque lleves tiempo deseandolas
besitos

Alamut dijo...

Las despedidas son la puerta a nuevos encuentros e incluso a reencuentros. Despedirse puede ser triste, pero también puede ser una liberación. Nada es en esencia malo, depende del momento. Lo que si es cierto es que hay que vivir todo con intensidad, querido Imagin...

Mencía dijo...

Jo.
:(

Jack dijo...

"¿Cómo te despides de alguien sin el cual no puedes vivir?" Tu relato parece desarrollarse en ese café neoyorquino donde se encuentran dos desenamorados en "My blueberry nights" que he visto por recomendación tuya, cosa que te agradezco. Saludos