miércoles, 9 de septiembre de 2009

Hace 14 años



(Salvador Dalí)

Desde hace ya algún tiempo, este día es distinto al resto. La fecha marca un momento en mi memoria histórica que intento olvidar, pero que no olvido, porque no quiero, porque no puedo.
Recuerdo que su enfermedad rompió con la racha de alegrías y bienvenidas familiares; una operación banal descubrió una metástasis que se había infiltrado a través de sus órganos, y que, tras años de lucha, un 9 de septiembre de hace 14 años, pudo con su vida.
Antes de su muerte, y con la llegada de la enfermedad, ya se había transformado la familia; las visitas a los hospitales, a los curanderos; la búsqueda de milagros con alimentos casi desconocidos, con personas que creían que con su mente podría salvar su vida.
Pero era inútil. El avance de la enfermedad era lento y seguro; nos estaba afectando a todos en la familia. Menos a mi hermana. Su fuerza y su tenacidad, llevaba sus seis meses de esperanza a cuatro años de voluntad inquebrantable de seguir adelante, de ver crecer a sus hijos.
Todos tenemos el privilegio de poder mantener vivo el recuerdo de las personas que queremos, y los que sobrevivimos, a mantener vivas las ganas de seguir adelante con la vida, aún sabiendo que ya no estamos completos. Porque ya nada es igual, aunque intentemos pensar que nada cambia en realidad

9 comentarios:

Tesa dijo...

El recuerdo de la gente es lo que nos hará reales, presentes, cuando no estemos.
Y disfrutar y querer a toda esa gente, ahora, es todo un tesoro.
Un beso.

Ana dijo...

Nada es igual, pero son las cicatrices de la vida las que hacen que valoremos lo que de verdad es importante y lo que tenemos. Un abrazo

Marta dijo...

Ima
que puedo decirte!!!
Que la entereza que demostró es la mayor prueba de amor que podía dejaros.
Mientras permanezca en tu memoria y en tu corazón nunca dejara de existir.
mils de petons, sempre per tu

© José A. Socorro-Noray dijo...

Nada es igual, pero nuestros seres queridos continúan viviendo en nuestra memoria... esa es la realidad.


Un abrazo

tag dijo...

Dejan un vacio muy grande.
A mi me gusta llenarlo con los recuerdos de momentos felices vividos juntos.

Un beso

- Inés y Yo - dijo...

Ya nada es igual...y menos aún quienes nos quedamos en ésta orilla. La ausencia deja un surco en la memoria, una erosión en forma de herida que cauteriza y cicatriza con el tiempo, pero que jamás se olvida.

Hemos de morder el presente..a cada segundo. Y paladearlo.

Un fuerte abrazo, Miguel.

Mónica dijo...

La ausencia es difícil, pero tenemos tantas cosas gratas y especiales que compartimos que nos dan más entereza para sobrellevar estas fechas y muchas otras. Un abrazo enorme

Pepe del Montgó dijo...

Me uno a tu recuerdo y tus palabras me hacen pensar en lo inconscientes que somos al no aprovechar los momentos que estamos rodeados de personas, de amigos, de familia. ¿Por qué nos empeñamos en complicar las cosas que de por si son sencillas y plantear rencillas? Saludos

Desde el tercer volcán dijo...

Ese cuadro y tu texto hacen uno,

Lo analizo, y entonces te leo,
Como a un auténtico pintor de palabras que pasea su pincel por los recuerdos,
mostrando retazos de una vida,
dejando entrever marcas de lo que nos transformó en lo que ahora somos.

Retazos siempre eternos y vivos en nuestra memoria,
que ayudan a dar color a un lienzo aparentemente vacío desde un nueve de septiembre.

Y es que los recuerdos que guardas de tu hermana son las pinceladas que llenan el cuadro más bonito y sentido que jamás se pintó para ella. Y por suerte, no se borraran. Siempre estarán contigo en tu colección particular;
dando además un nuevo sentido a toda tu obra, enseñándote a valorar lo que se tiene.

Suerte y un fuerte abrazo.