lunes, 1 de febrero de 2010


(Francis Bacon. Cabeza III)

¿No existe alguna sustancia que, al tomarla, aplaque el dolor?
No el físico.
No el que se produce después de correr sin sentido, a oscuras,
por la senda que conduce a ninguna parte, y que deja sin aliento.
No al dolor que viene por apretar los dientes con fuerza,
como si quisiera crear polvo de marfil al hacerlos chirriar.
No al dolor de una patada inoportuna en una pared que no debiera estar ahí, o sí.
Me refiero al dolor que causan los mensajes internos.
El que causa una mente obsesionada con la vacuidad de los sentimientos.
El que causa la soledad, el vacío, el desaliento, la desaparición del yo,
el gris del corazón.

La amistad me calma los dolores, sin necesidad de tomar nada que se pueda tragar junto con un poco de agua.
El amor de los que siento cerca, mitiga los escalofríos.
Y sin embargo, sé que cuando llega la noche, los fantasmas de mis dolores reaparecen. Me atrapan, me atan a la cama y, como un niño que tiene miedo a las sombras de la noche, me meto bajo las sábanas, y cierro los ojos con fuerza, para que desaparezcan… y sin embargo, están dentro de mí.
El estómago se cierra y me impide tragar, la respiración se hace corta y rápida.
El dolor me obliga a gritar en el silencio de la noche.
No hay paz, hasta que pueda doblegar esos miedos desde el mismo centro de mi alma.

(Gracias, a los que estáis. Vuestro ánimo, ayuda a mitigar el dolor; vuestro cariño se siente cerca, aún en la distancia y en la aparente frialdad del ordenador)

8 comentarios:

Martona dijo...

Miguel
no hay niño, no hay nada que de momento pueda aliviar tu dolor.
Solo dejar pasar el tiempo, ya se que es un muy manido consejo, pero en realidad, es que no hay otra.
Y de eso se mucho, muy a mi pesar.
No hay nada que el tiempo y las ganas de vivir no arreglen.
Deja que ese dolor vaya pasando, tiene que tener su espacio, tienes que tener tu luto particular, dejar que las heridas cierren, seguramente supuraran durante un tiempo, pero poco a poco irán cicatrizando, lo que tienes que procurar es que no te dejen una fea cicatriz(de esas que dejan el corazón encojio y seco como una pasa, eso si que duele, cojo...).
Si necesitas tiritas curapupas, ya sabes donde me tienes, silba con ganas...
mils de petonets, sempre.
abrazote super cálido, niño.

tag dijo...

Sufro cuando te leo, porque te comprendo, porque hubo un tiempo que sentí lo mismo y no hay nada de lo que te digan que te sirva.
Por desgracia no se ha inventado la aspirina del alma.

No te conozco mucho Miguel, pero desde las primeras veces que te leí, me sentí profundamente identificada con tus escritos y con tus pensamientos.

Me gustaría poderte curar esa herida,ese miedo que vuelve por las noches, pero no puedo, solo puedo decirte que pasará.....todo pasa.

Un besito

LU dijo...

Pues yo soy muy pesada y voy a seguir reclamando esa sonrisa…

Tesa dijo...

Hay unos cuantos monstruos ahí, acechando, soplándonos en el cogote, cada noche, durante algún tiempo...
Pero cuando vean que no nos dan miedo... se aburrirán y empezarán a visitarnos cada vez con menor frecuencia.
A mí me quedan un par de plastas, de tarde en tarde.

Marisa Sonrisa dijo...

Ya

Marisa Sonrisa dijo...

Ya

Alamut dijo...

Sé que pasó ....y jamás volverá a pasar

Miguel dijo...

De todo se aprende, Alamut; incluso de estos dolores. Y te ayudan a crecer... Mil besos