lunes, 10 de enero de 2011

Divagaciones por la falta de sueño




Yo le digo a mi hija que debe decir siempre la verdad.
Que la mentira no le llevará a ninguna parte. Que con la verdad llegará a todas.
Los tópicos asaltan mis labios y me dejo influenciar por las verdades que se dicen en las películas, y que hacen libre a los demás.
¿Tú no mientes nunca, Papá? "Claro que no" le miento sin titubear.
Estoy cansado de vivir pensando en la verdad como bandera, y utilizarla para mentir.
¿Me quieres? Claro que te quiero.... ¿No iba a más de 140 Km. por hora? Jamás ¿Cómo le mentiría yo a Usted?
¿Verdad? La verdad duele... Justificamos las mentiras, la mayoría de las veces, para evitar el dolor ajeno, aunque es más nuestro propio dolor el que tendemos a aliviar.
Mi desarrollo emocional, que yo creía maduro y experimentado, esta equipado con los más sofisticados recursos para sentir algo, y expresarlo de la manera más retorcida posible; o incluso ocultarlos.
Mi voz se silencia mientras martillea en la garganta las palabras que debieran salir y que no salen. Mi mente conoce perfectamente la verdad de mi realidad. Y, sin embargo, cuando pasa del pensamiento semiracional, codificado por las lineas asimétricas de lo irracional, de lo visceral, o calla, o tiende a la mentira. Es incapaz de traducir la realidad de mis sensaciones en palabras que, unidas, cobren sentido, y elaboren una frase completa.
Quizá, por poner una excusa semiintelectual, me dejé influir por la lectura de las proposiciones de Wittgenstein en el Tractatus, sobre todo la última (Yo, es que me leo el final de los libros antes de empezar como quieren los escritores) que dice algo así, como:
"De lo que no se puede hablar, mejor es callarse"
Lo sé, él se refería a otra cosa, o eso creen los filósofos de la época (aunque alguno decía que "Debe ser muy interesante lo que dice, aunque no se le entiende" (he puesto comillas como si fuera literal, y es que lo recuerdo así...)con respecto a su última proposición. Pero yo he "utilizado" a Wittgenstein en mi provecho... lo siento...
Soy incapaz de hablar de mis sentimientos. Y me callo. No sé encauzarlos. Y me callo... O miento. Y expreso felicidad en el contexto en el que debiera incluir un prefijo... Y mi lenguaje no verbal es incapaz de llevarme la contraria. Sonrío. Elevo mi sonrisa por encima de mi ser y soy capaz de sonreir a ese cretino (me encanta esta palabra; qué bien que la puedo utilizar en este contexto) que me trata con desprecio en la tienda donde me he comprado unos zapatos de cien euros. Para que no se sienta mal.
Así las cosas, excepto en el trabajo, que debe ser la parte en la que sale el monstruo de mi interior, soy incapaz de llevarme mal con nadie. Sonrío a todo lo que se mueve, mantengo las formas, intento no decir ninguna palabra que duela, y si la digo me duele. Y no duermo; y tengo pesadillas...
Exagero, seguro... seguro que caigo mal a alguien; seguro que los que me llaman para contarme sus problemas, se han dado cuenta de que me cansan. Pero no puedo evitarlo...
Y, ahora ¿Qué estoy haciendo si no es hablar de mis sentimientos? No es del todo real esta afirmación. Cuento lo que me sucede cuando quiero contar algo de verdad importante. Algo por lo que debiera merecer la pena decir la verdad.
Y el caso es que, de quien debiera hablar es de Wittgenstein... Él (quien cómo Dios)sí dijo cosas realmente interesantes... creo.

3 comentarios:

Marta dijo...

Miguel
joder me dejaste sin palabras, con lo dificil que es eso...
Ya se por que a mi me duele la vida, coño, por que no se mentir ni queriendo....
Como me ha gustado eso de los libros por el final, siempre los empiezo por ahí, aunque nadie entienda esa rareza mia, seguro que tu si.
Y otra cosa, viva mi ignorancia, no tengo ni puñetera idea de quien es ese: Wittgenstein????, tu crees que vale la pena que lo busque???, me fio de tu criterio, pero no me mientas por Dios!!!.
Mils de petonets, sempre

Tesa dijo...

Estoy por hablar de lo que quiera y con quien quiera, sólo cuando me apetezca. Nadie debe intentar obligarnos a lo contrario. Se trata de respeto.

Y todos mentimos alguna vez. Quien lo niegue, miente.

Ana A. dijo...

Ays niño ... un día encuentras las palabras, la forma de manifestarte y te VES en un espejo y te asumes y sigues ... y se cae la careta de la sonrisa y cuando sonríes es de veras. Tiempo, tiempo y tiempo. Y un día dejas de mentir por sistema o como estrategia de supervivencia y las mentiras se limitan a estrategia para sobrevivir al mundo pero no para salvarte de el.

Me ha flipado leerte.
Besos.