jueves, 16 de enero de 2014

Una tarde



Fue una tarde.
No tuve necesidad de más tiempo.
Su mirada acompañaba a las palabras y las convertía en entusiasmo.
Sus ojos pequeños, profundos, me hipnotizaban y no podía mirar a ningún lado salvo a su rostro.
No fue más que una tarde. Una tarde de primavera.
Y desde ese instante, tuve la certeza que no habría nadie como ella. 
Una tarde. Fui afortunado.
A veces, en una vida, no tienes una tarde para recordar siempre.




3 comentarios:

ROSA DE CYAN dijo...

A veces, incluso bastaría con una hora.
Un poema sencillo y delicioso, de verdad.

ROSA d.C

un pirata dijo...

Sencillo y alentador..
No se si esa era la intención pero es lo que a mi me ha inspirado. Saludos desde la mar!

un pirata dijo...

Sencillo y alentador..
No se si esa era la intención pero es lo que a mi me ha inspirado. Saludos desde la mar!