miércoles, 7 de mayo de 2008

Aprender a leer



Suponía que era el tiempo. Sí, siempre se ha comentado que el tiempo hace que la animosidad de una persona tenga más tendencia a la tristeza, o a la alegría, dependiendo de si el tiempo era tormentoso y frío, o primaveral y soleado...

Los niños pequeños parece que se vuelven más intransigentes e insociables si el tiempo es tormentoso... y son la dulzura personificada si pueden ir en manga corta.

En gran parte eso es así. Bueno, influyen más cosas... La forma en la que estás enamorado (porque no se puede estar enamorado de la misma manera con la misma persona siempre... creo), Lo que oyes, cómo lo escuchas...La música que te ponen en la radio, cuando no quieres elegir la música para no dejarte caer en tus propias sensaciones, decidiendo dejar que lo que te rodea determine tu propios sentimientos....

Y también influye lo que lees... y cómo lo lees... y porqué lo lees.

¿Porqué lees lo que lees y no otra cosa?. ¿Qué hace en ti determinar (condicionar) que te apetece leer esto y no lo otro?.

Creo que se puede decidir que leer es un acto de voluntad ya por si mismo demasiado intenso para ser coartado con la lectura equivocada... Por eso creo que las personas no leen tanto, o leen de forma equivocada...

Sí existen lecturas (de forma genérica) que te muestran que el ambiente puede llevarte a necesitar leer algo de ese genero; Leer poesía cuando te encuentras apesadumbrado, nostálgico; leer novela histórica, cuando tienes la sensación de que sólo sabes que no sabes nada, o para darte cuenta de que la historia es la mejor novela; o leer comedía, cuando tu mente solo quiere no pensar...

Pero existe esa necesidad cuando eres ya un “Iniciado”... Pero, y sólo lo dejo como pregunta ¿Cómo tienes la necesidad de leer por primera vez de forma voluntaria?...

Una vez que eres un iniciado, necesitas algo que te lleve a la consecución de perfeccionar esa adicción; y también de no perder el tiempo. Sin duda, el adicto necesita imperativamente sacar el máximo provecho a su tiempo. En realidad se puede considerar como un ser impaciente. Si la lectura no gusta, quieres terminar pronto para iniciar la lectura de algo que crees te va a satisfacer mejor tu adicción. Si la lectura te apasiona, necesitas leerlo deprisa para saborearlo con toda la intensidad de la que eres capaz... Y volver a leer...

Pero existen peligros... peligros que pueden llevar a que tu adicción se pierda, la olvides, y necesites un acto de voluntad como la primera vez; bueno, incluso un acto de voluntad mayor; es algo así como la reminiscencia Platoniana... Necesitas encontrar la primera lectura la adecuada para que vuelvas a encontrar la verdad... Para que seas capaz de ser un adicto de nuevo, a pesar de tus recuerdos amargos que te llevan esas lecturas odiosas que nunca debiste leer y que te hicieron caer en la desidia de la lectura...

Pero, ¿Qué puedo leer?. Existen dos posibilidades; el adicto compulsivo, que no puede parar; que lee hasta los cartones de leche; que lee todo, lo bueno, y lo malo; lo recomendado y lo que expresamente le han dicho que nunca lea... Todo, absolutamente todo...

Y existe el selectivo. Pero este caso es más complicado de llevar a cabo, porque volvemos a la pregunta planteada antes... ¿Qué leo?. Si eres lector compulsivo, te da igual. Si eres selectivo te tienes que fiar de algo.

Existen casos que se fían de las intuiciones; existen grandes posibilidades de equivocar tus gustos si te fías solo de la carátula, del nombre del libro y/o de lo que pone en el reverso (que no es, necesariamente, el reverso tenebroso).

También te puedes fiar de tus amigos. Aquí tienes que volver a ser selectivo. No todos tus amigos tienen que tener tus mismos gustos, y tampoco tienen porqué tenerlos. Tienes que seleccionar las personas que te recomiendan los libros. Incluso, en algún caso, debes de probar suerte (Nunca se sabe). Hay personas que debes de desechar con delicadeza (personas que, cuando hablas de cine, por ejemplo, pueden decirte que “Amelia, o Casablanca” son una pesadez).

Y, de nuevo, intentando volver al principio, tienes que tener en cuenta también tu estado de ánimo. Y creo que es fundamental encontrar el libro que te lleve a mantener el estado de ánimo que quieres, que te gustaría tener. Me encantaría lograr encontrar siempre el libro adecuado a mi presencia de ánimo; a acrecentar mis vivencias con la de los demás, compartiendo un libro...

También tenemos que considerar si los libros se tienen que leer en su totalidad. Cada vez más son los cuentos los que se acercan a mí para contarme un estado de ánimo e irse rápidamente. No sé si merece la pena leer un libro completo por un párrafo...Un ejemplo:

“...He dicho que sus cabellos eran rubios, pero no, en cuanto movía ligeramente la cabeza adoptaban a veces reflejos azulados, a veces parecían recorridos por un fuego ligero. Le divisaba el seno de perfil, suave y delicado como el pecho de una paloma. Me había vuelto pura mirada. Veía algo antiguo, porque sabía que no estaba viendo algo bello, sino la belleza misma, como sagrado pensamiento de Dios. Descubría que la perfección, si se la divisa una vez, y una sola vez, era algo ligero y donoso. Miraba aquella figura de lejos, pero sentía que no hacia presa en esa imagen, como sucede cuando estás entrado en años, y te parece divisar signos claros sobre un pergamino, pero sabes que cuanto te acerques se confundirán, y jamás podrás leer el secreto que esa página te prometía. O como en los sueños, que se te aparece algo que quisieras, alargas la mano, mueves los dedos en el vacío y no agarras nada...”
(Baudolino –Umberto Eco)

No es justo que aparezca este parrafito en la página 421. Lo demás es paja, que no te lleva a ningún lugar. Es mi opinión subjetiva y seguramente erronea; pero mi opinión. Los libros y su lectura te tienen que llevar a algún sitio. O descubrir que sigues teniendo ciertos sentimientos olvidados; O dicen algo de la persona que te lo presta o recomienda.

Un libro es abrir el mundo de alguien o de algo, visto por otra persona, o por ella misma. Y eso sólo puede producir sentimientos, cualesquiera que sean.
Y esto es sentirte que estás vivo...

Incluso es posible que descubras que lo que piensa un personaje de ficción es lo que te está pasando en ese instante. Cuantas veces se lee ese libro en ese momento en el que parece (como ciertas canciones ¿verdad?) que ha sido escrito para ti; para que sepas que te entienden; que en el mundo hay personas que pueden expresar en palabras lo que tus sentimientos te dicen...

¡Y que rabia saber que yo nunca podré poner mis sentimientos en orden!; en ese orden que les dice a los que alguna vez lean algo que quizá yo escriba, que existe una conexión entre ellos y yo. A lo mejor descubro en ese momento que lo que entiendo yo por amor, por ser amado, es así en realidad, porque los que me leyeran, dicen que es verdad, que el amor es eso que yo pudiera expresar con palabras... ¡ Cómo me gustaría poder definir el amor, creando amor al decirlo...!

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