miércoles, 24 de septiembre de 2008
Cómo agua para el chocolate
Estoy películero esta tarde.
De las contradicciones de la guerra, a los placeres mundanos y divinos. La escena me cautivó. La sensación de la comida como transmisor de placeres, me recuerda que todo lo que se hace con pasión, desprende de la misma manera.
Junto con un vino, una comida así, y sentimientos y deseos por cumplir. Que disfruteis de la comida, de la cena, del desayuno...
Creo que me voy a pedir perdices.
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11 comentarios:
Me encanta tu blog visita el mio :
miraparaaqui.blogspot.com
Te diré que es una de mis películas (ya no me acordaba) ... tanto que de ahí saqué un nombre que me encanta ... como el de parte de una uva.
Besos.
No la he visto, y la verdad es que no se porqué! Debería?¿¿
Mil besos o mas;)
Gracias Nayara. Pasaré.
No sabía que fuera una de tus películas, Mencía. Me alegra coincidir. Es una película que se ha quedado en la memoria profunda, y hasta ayer mismo, no la recordé. Creo que las rosas tuvieron la culpa.
Besazos de rosas.
Gattaca... ¡Pero ya mismo!. El realismo mágico en esta película, es inolvidable. Seguro que no te deja indiferente.
Besos a montones.. y más...
de veras?
Nunca probé las perdices, pero me encanta esta película... y el chocolate, ni te cuento.
de veras, trilceunligar... con rosas
La verdad, yo tampoco las probé... pero si me fío de la película y de la receta, deliciosas... Un beso penélope.
Cómo me gustó esta película. Cualquier día la vuelvo a ver. A tu salud.
Biquiños
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