miércoles, 3 de septiembre de 2008

the savages (la película)(2ª parte)



Mi paseo de ayer se inició con esta película.
Me apetecía. La verdad es que llevaba tiempo queriendo verla.
Vaya. el padre tiene demencia. Uff. Me recuerda a algo vivido hace poco. No sé si podré. Bueno, tranquilo. Su padre no es tu padre. Mi vida no es la suya. La demencia, como cualquier enfermedad, horrible, distinta y parecida.
Espero que sea realmente buena... sufrimiento, mentiras, contradicciones, risas,enfermedad, muerte. ¿Por qué todos los enfermos se parecen tanto cuando llega el final, sea cual sea la enfermedad?.
Tenía que haber insistido con venir acompañado. NO. Los chicos no lloran. Y no quiero que me vean así.
Se muere, sin decir adios, sin decir te quiero... como el mío.
Recuerdo su mirada perdida; cuando le preguntaba encogía los hombros... espero que me entendiera... o no. Tampoco sabía que decirle. No sé si importa; ya no. La muerte, como la vida, no tiene vuelta atrás. Veo la desesperación en sus ojos al saber que aquello terminaba... Lo sabía, lo temía.
La película, bien...
Mi padre... como el de la película, muerto. Esperaré a que el tiempo cure el olvido.
Me sueno la nariz... Necesitaría un lugar para esconderme, un rincón, un jardín secreto.

14 comentarios:

Ana dijo...

Creo que debiste elegir otra peli. Lo de menos era la compañía. vaya...prueba ese jardín secreto en otra ocasión, después de ver a woody allen, por ejemplo. Tal vez la percepción sea distinta.

Miguel dijo...

Seguro que después de disfrutar de Woody Allen, la percepción del jardín, de la vida, incluso de la muerte, será diferente.
Un beso Jimena

eva dijo...

a mi me pasa lo mismo cuando veo una peli así, me recuerda a mi padre, pobrecillo lo que deliraba al final.
Un besazo

LU dijo...

Lo peor de las demencias es esa etapa en la que todavía conservan ciertos momentos de lucidez. Eso es realmente terrible. Yo me crié con mi abuela, con quien aprendí a leer y a jugar a las cartas, quien me hacía ricos postres y me recogía a la salida del colegio. Toda mi vida a su lado. Con más de 90 años ya no reconocía a nadie, tenía cada vez más brotes de agresividad,…. Era feliz con su blusa favorita (“divina”), viendo una corrida de toros (que jamás le gustaron) en la tele o un episodio de Los Ropper, con un plátano a la hora de la merienda y en el jardín sentada en su silla a la sombra de un árbol. Murió de repente, sin dolor…. Ya no era la misma persona. El tiempo va borrando esos últimos años, y nos va recordando a la yaya activa, con mucho carácter y autónoma. Todo lo demás se queda en una larga sucesión de anécdotas familiares que ahora producen una sonrisa o incluso carcajadas (cuando se quería llevar en el bolso rollos de papel higiénico para el viaje, cuando no aparecía y estaba escondida dentro de un armario...) Permanece todo lo que nos dió cuando ella era totalmente dueña de sus actos.
Si necesitamos llorar lo haremos con una película o al recordar algo. De vez en cuando hay que dejar salir todo eso que nos oprime y nos duele, porque sino…
Biquiños

Pepe del Montgó dijo...

Lo que has escrito es lo mejor que he leido sobre la demencia de un padre y me parece que es porque esta escrito desde un profundo cariño. No son las palabras que has puesto, es el sentimiento.

Gattaca dijo...

Ante la muerte de un ser querido poco hay que decir cariño, o mejor dicho, no se que decir... Cualquier cosa que te diga puede sonar a falsa, lo se.
Pero te diré lo que pienso sobre ese sentimiento bastante común cuando se pierde a una persona querida, ese sentimiento de no le dije esto o lo otro, sabia que lo quería? etc, etc.. Sabes tan bien como yo que las palabras son solo eso muchas veces, solo palabras, que la mayoría de las veces aunque nos guste escuchar un "Te quiero" hasta que no nos lo demuestran no nos lo llegamos a creer del todo, que son los gestos, las miradas, los hechos los que nos demuestran el amor que sentimos por alguien, amante, amigo, padre... da igual de que amor se trate no crees?
Así que estoy segura que si lo piensas bien te darás cuanta de que esas despedidas de película, son eso nada mas, de película, que poca gente cuando sabe que se esta muriendo un ser querido se dedica a decirle todo aquello que siente y que no quiere que se quede sin oír.
Que lo que solemos hacer es dedicarnos a que se sienta bien, a preocuparnos por su dolor y intentar creer que eso no va a pasar.
En fin, que la próxima vez le pidas a alguien que te acompañe al cine, que los chicos SI lloran es mas, me parece adorable que un hombre sepa llorar cuando toca, que no se esconda detrás de su masculinidad.

Mil besos y abrazos. Aquí tienes un hombro para llorar.

Martín Garrido dijo...

Somos demasiado frágiles, sin embargo, estoy convencido de que hay algo más, de que tiene que haberlo... Si no fuera así esta vida sería absurda a todas luces. Es cierto que puedo equivocarme y que, a lo mejor, al morirme no encuentro nada de nada (qué putada, ¿no?), aunque a veces imagino lo que sería estar muerto, eternamente silencioso en una caja de madera enterrada bajo tierra, y no puedo soportarlo. En fin... De una manera u otra la gente nunca muere mientras siga viva en el recuerdo, aunque sea el de una sola persona...

Un saludo.

Miguel dijo...

Gracias por contarme la historia de tu abuela, La dama se esconde. Es cierto que el tiempo terminará por dejarnos los recuerdos agradables. Los amables. Menos mal.
Y hay que llorarles, como despedida, para no dejarte nada dentro, aunque no es algo que me resulta fácil. La escuela de la vida de cada uno, te convierte lo fácil en una tarea complicada.
Un besazo.

Miguel dijo...

Me temo Eva, que todas las película que tengan algo parecido, nos recordarán a los seres queridos.
Besazos

Miguel dijo...

Gracias Pepe; sin duda, salen de las entrañas, sea bueno o malo...
Un abrazo

Miguel dijo...

Gracias Gattaca. Gracis por tus palabras. Supongo que tienes razón. Aunque también creo que, en mi mundo, en el mundo de mi familia, lo no dicho era mucho. Tanto, que se echa de menos. Pero es algo que se aprende. Como se aprende a darte cuenta que las palabras alivian, y que algo tan fácil como llorar, se torna tan complicado.
Pero tendré en cuenta el hombro ofrecido...Gracias
Besazos

Miguel dijo...

Gracias por pasar por aquí, Martín Garrido. Creo, estoy convencido de que este mundo es de penar y de vivir. Que no hay nada más. Mi fe se sustenta en ser como tienes que ser en esta vida, vivirla lo mejor que puedas, y, si te mueres, que lo haremos, que te recuerden con cariño. No espero nada más...
Saludos

Sara dijo...

Imaging68
como me hubiera gustado estar a tu lado...y llorar contigo.
Cogidos de la mano por ese jardin secreto, te hubiera contado alguno de los mios, y te escucharia en silencio.
El tiempo suaviza los recuerdos, y amortigua el dolor.

besos y más para ti.

Miguel dijo...

Gracias Sara. Estoy seguro que habrías sido la acompañante perfecta, para escuchar y escucharte...
Besazos