lunes, 4 de mayo de 2009

El reflejo



Hacia ya tiempo que me vestía a oscuras. Percibía si estaba engordando en función del agujero del cinturón que me sujeta el pantalón. No necesitaba peinarme, y, cuando la barba se volvía impracticable y tendía a rascarme compulsivamente, pasaba por el barbero del barrio para que me la atusara.
Llevaba un tiempo notando reproches en mi mirada; reproches del que un día fue y ya no es; ni seguramente volverá a ser jamás. Demasiado tiempo. Quizá la mirada de reproche sabía que tendría que seguir fijándose, hasta que yo tuviera el valor de devolverle el reflejo.
De refilón la intuía; no era seguro que se diera cuenta, pero un temblor en mi ojo derecho, indicaba que también me investigaba.
Hundido en los pensamientos de lo que debía hacer, más que en lo que quería, me fui refugiando en mis silencios y perfeccionando el estilo de vestirme sin mirarme, de hablar sin decir nada. De creer que lo que hacía era lo que quería.
Pero siempre tenía aquella mirada que pretendía olvidar.
Coincidió, el momento en el que me di cuenta que no me reconocía ni siquiera en las fotos de los seres que me acompañaban, cuando apareció una mirada ajena a mí. Me miró a los ojos, miró lo que decían, y descubrió que había algo más dentro, pero que no se atrevía a recordar.
Sus palabras, sin embargo, me trajeron reminiscencias de lo que fui, de lo que quise ser, y que ya no era. Su mirada entraba por mis oídos dormidos, hicieron eco y me trajeron ilusiones perdidas.
Y me miré al espejo; y lloré. Porque no era quien decía que era en realidad. Ni siquiera mi sombra reflejada en la cueva reflejaba lo que un día fui. Nadie me reconocía. Ni siquiera me reconocía yo.
Hoy, en un espejo desconocido, me intento reconocer. Me miro con frialdad devuelta con el frío del espejo. Ahora el exterior es quien era. Pero mi reflejo, el reflejo de mi mirada, dice que tengo mucho que recuperar. Esos ojos no se mirarán todavía con respeto; después de tanto tiempo, necesitan confiar en mí. Pero el camino para saber quien soy se inicia ahora.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Te deseo mucha suerte en el camino que has decidido emprender.

Ten por seguro que será el viaje más fascinante de todos los que puedas realizar, el viaje que te reconciliará contigo mismo.

Un abrazo.

- Inés y Yo - dijo...

Encontrarás el cordón umbilical que te guía a tí mismo Imaging...estoy segura de ello, recompondrás el puzzle sin necesidad de palparte a tientas.

(Habrás caminarte paso a paso, pero ahora conoces ya la otra cara de tu espejo.)Un besito

Martona dijo...

Ima
ojala tu espejo te devuelva la realidad de la mirada que yo veo al mirarte.
Te echaba de menos!!!!.
petonets.

© José A. Socorro-Noray dijo...

¡Excelente! ¡Cuántas veces me he mirado yo en ese mismo espejo!

Un abrazo y feliz travesía.

LU dijo...

Sabía que no podías tardar mucho en brindarnos de nuevo tus textos. En este caso, es duro, pero realmente de los sentimientos más tristes, del desamor, de la desesperanza, de la soledad, de la incapacidad por salir del hoyo... salen las expresiones artísticas más maravillosas. Y estos párrafos están llenos de dolor, pero también se ve el principio de un camino.

Me alegro mucho de tu regreso.

Me gusta el fondo negro para los blogs, las imágenes ganan y en conjunto posee mucha más fuerza.

Biquiños

tag dijo...

Al contrario que La Dama Se Esconde, yo pensaba que tardarías más en volver.
Y ni te imaginas lo contenta que estoy de poder leerte otra vez.

Hoy no es un relato, es una reflexión, profunda, sobre tus sentimientos, circunstancias, viviencias, como le queramos llamar,en definitiva tu yo más intimo.

A todos nos ocurre en algun momento de nuestra vida, el mirarnos dentro y ver si la imagen del espejo refleja la verdad o nos estamos engañando.

Gracias a esa mirada que te descubrió que puedes y ademas debes seguir creyendo en ti.

Un beso

María Luisa de Parma. dijo...

Uno puede desviarse de sus sueños alguna vez, no pasa nada, lo importante es darse cuenta y hacer por volver a recuperarlos, eso es el principio de volver a estar vivo de verdad.
La vida es maravillosa, uno no puede pasarsela mintiendose, sería un deroche.
No seas injusto con tu valentía, se merece muchísimo respeto y amor.
Un beso.

Pepe del Montgó dijo...

Muchas, muchísimas veces he dudado de quien soy yo y pensaba que no era el que la gente pensaba que era y ni siquiera el que yo pensaba ser. Después de mucho tiempo, pienso que siempre he sido yo y distinto en cada momento que pasa, según cada pensamiento que tengo. Estoy revisando todo lo que recuerdo que fuí y, sinceramente, me gusta porque he vivido. Suerte en la búsqueda.

Ana A. dijo...

Brutal

Xarnego dijo...

Me sorprendes,
Tendré que leerte mucho más.
Saludos.

Mónica dijo...

Un abrazo, aqui estoy. El espejo nos da imágenes distorsionadas, otras la realidad. ¡Cuantas veces el espejo me devolvía imágenes que yo creía verdaderas y ahora la realidad me revuelve contra aquella imagen que deseo ahora. Comienzo una lucha contra la imagen que es cierta. Gracias por tus letras.

Desde el tercer volcán dijo...

Iba de paso, cuando me detuve a disfrutar de estas líneas.
Entretenida, salté de una entrada a otra, leyéndoos a todos y sorprendida del nuevo mundo que se abría ante mi; pero sobre todo agradecida por el rato que vuestros textos me estaban haciendo pasar.

Fue entonces cuando ví algo que captó mi atención.

Creí haberme equivocado por la amplia y compleja dimensión que tenía delante, pero me detuve a observar... y entonces dí con el responsable de tan inquietante misterio.

Le ví moverse justo enfrente.

Había pasado por mi lado unas cuantas veces, pero siempre intercambiábamos una mirada rápida y esquiva, de reojo. Iba y venia, desaparecía y se transformaba, por ello las veces que nos cruzábamos acababa dudando de si era quien yo creía ver…

No se porque razón pero entonces, justo en ese instante en que me detenía a pensar en todo ello, se detuvo aquí mismo, giró la cabeza y se acercó lentamente con la mirada fija en el suelo y actitud derrotada;
cuando llegó a mi altura se quitó la mascara que en ese momento llevaba puesta y parecía pesarle horrores y se lavó la cara, al principio con desgana y después con esmero.

Ese mismo día, en ese preciso instante, levantó la vista y pude ver sus ojos mirando de frente por vez primera. Allí estaban y allí se cruzaron con los míos.

Mirándonos el uno al otro nos vimos y por primera vez recordé quien era. Pese a todo, le reconocí.

Pude enlazar palabras y mirada, en un conjunto profundo y sincero,
quizá por ser ello el espejo de un alma. Y es que esta vez su mirada era limpia, directa y lo más sorprendente: confiada.

Lloraba delante de mí, perdido, desconcertado, vacío.
Parecia sentirse tan desprotegida como una rosa sin espinas...

Y entre lágrimas me preguntaba quien era hoy y quien sería mañana,

y yo en silencio reflejaba a quien por primera vez tenía delante.

Suerte.

Miguel dijo...

Gracias por tu emocionante escrito, desde el tercer volcán. Si no te parece mal, lo incluiré en una entrada nueva. Lo merece.
Gracias.