jueves, 19 de febrero de 2009

Golpe de efecto


(Vettriano. Study games)

Me acerqué a ella por la espalda, mientras trasteaba con la ensalada. Su conversación animada me mantenía oculto en mi silencio, y no localizaba mi posición en la casa.
Así que me deslicé por su espalda, y mientras cogía su cintura con las dos manos, le besaba tímidamente el hueco que surge entre su cuello y la oreja derecha.
Al contacto de mis manos y de mis labios se calló con un estremecimiento. Repetí la operación, para que mis actos le dijeran que mi cuerpo y mi mente quería estar en el quicio de su espalda.
Me separé con calma, mientras su silencio se manejó como pudo con la ensalada, y le sugerí poner música; música y un poco de vino.
Del vino me encargué yo mientras ella rebuscaba en el baúl musical una canción a tono con el momento; Ella las 24 canciones de Serrat, y yo un somontano, tinto, crianza.
Me susurró que la cena estaba lista, y que necesitaba un momento en el baño. Yo me asomé por la ventana, por la que entraba la oscuridad de una noche de febrero. El que fuera un barrio antiguo y alejado de Madrid garantizaba cierta tranquilidad en sus ruidos. Las ventanas cerradas, y apenas tres… o cuatro luces en el edificio de enfrente.
La vida transcurría en las otras ventanas de maneras diferentes a lo que ocurría en la nuestra. Dos ancianos, (venerables me da siempre por pensar) frente a la televisión, se iluminaban su rostros al ritmo de las imágenes que veían.
Los del, veamos, uno, dos, tres… los del cuarto, peleando en la mesa con los niños, con la conversación de amenazas y apagados de televisión si no se comían esas judías verdes.
Casi a la altura de nuestra ventana, se encontraba la silueta de una chica que, como yo, miraba con curiosidad lo que pasaba frente a ella. No me miraba a mí; supongo que mi posición ya la había analizado, y miraba por encima de mi modesta segunda planta. Su silueta se marcaba por la luz de la lámpara de pie que tenía justo a su espalda. No se veía su rostro, pero se notaba que miraba por encima, por la posición de la cabeza… Un rato me quedé mirando.
Recordaba la película de “La ventana indiscreta” y me imaginaba captando cada imagen como si fuera única, como si lo que captaban mis ojos no volvería a repetirse.
Traicionado con mis pensamientos, no me di cuenta de su presencia hasta que sus brazos me apresaron por la espalda. “¿Qué miras? Nada, la vida quieta.
La música de Serrat recordaba al Mediterráneo, mientras la besaba.
Quizá, pensaba, son estos momentos, los pequeños, con magia, los que se tienen que guardar en el corazón.
Podemos hacer algo más interesante que cenar, me sugirió; Mi voz salió sin que yo la controlara: No quiero la ensalada, le reproché… ¿No? Pero, si ya está hecha, si solo hay que comerla. No quiero la ensalada. No quiero la ensalada… No quiero la ensalada….
Mientras abría los ojos, al menos cuatro cabezas miraban cualquier movimiento que sospecharan fuera a ejecutar.
¿Qué ha pasado? Resbaló, me dijeron. ¿Resbalé? Los vecinos escucharon un estruendo enorme en su casa, y como tenía su vecino de enfrente llaves, entraron; le encontraron en la cocina, con una mancha de aceite en el suelo, y la ensalada esparcida por todo el suelo.
¿Y la chica que estaba en mi casa? Alucinaciones, seguro.
Volví a cerrar los ojos… Malditas ensaladas, malditas dietas, musité desconsolado mientras descubría que, de nuevo, mis mejores sueños son golpes de efecto de mi imaginación .

7 comentarios:

tag dijo...

Ja,ja,ja, que bueno.
Sin ser tan erotico como el del despertador, pero tambien tiene su puntito.
Malditas dietas, que peligrosas que son ¿eh?. Dejate las ensaladas y comete un chuletón de Burgos.
Igual así puedes acabar la noche como la historia que se adivina en el cuadro de Vettriano.

Besitos

Marta dijo...

Ima
sabes niño un día encontraras ese hueco en cuello, ese que queda al ladito de la oreja derecha....y que rica te va a saber la ensalada..

petonets.

Pepe del Montgó dijo...

Ahora que yo tambien estoy a dieta de ensaladas solo comentaré la ilustración que utilizas. La más adecuada por los claro-oscuros y ese erotismo manifiesto. Un saludo

Mencía dijo...

Ays niño ...

Uno de mis tres cuadros favoritos de Vettriano.

Somontano.

Puñetera dieta!

Y un sueño ...


pd. ayer me acordé de tí ... cené con Protos del 96 (casi!)

Besos besos besos

Penélope dijo...

Lástima que "algunos" sueños no se materialicen.

tag dijo...

Otro buen "golpe de efecto" ha sido el ojo que has puesto.

¿Es tuyo?

Miguel dijo...

bueno... es un de ellos...
Besos tag.