(Gustave Caillebotte)
La vida estaba llena de color esa mañana.
Vivía en una constante jornada gris, y,
aunque el amanecer resultaba lluvioso,
él sólo veía color.
Se cambió de ropa; del azul casi negro,
al rojo casi fuego.
Se sonrió en el espejo, y aunque ese momento
siempre era en el que la realidad
se convertía en reflejo,
decidió que la tristeza se quedaría en un
lado del espejo;
en el otro la vida de color arcoiris.
Se asomó al mundo.
Era París.
Y pensó que en París siempre
podría vivir con los colores de la vida.
9 comentarios:
Optimismo y alegria a pesar de los dias grises. Me ha encantado leer este texto y disfrutar también de la imagen de la obra de arte de Caillebote, precisamente he ido a la biblioteca a buscarlo, pero salió de paseo por tu post esta mañana. Un abrazo y feliz semana
Ima
mejor pintar la vida de color arcoiris que dejarse llevar por el gris permanente.
Me encanto el cuadro, no recuerdo haber visto ninguno de este pintor.
besos, miles.
Ima
que podria decir yo para no repetirme, jajajaja.
petonicos.
Aleeeee!!!! Me ha encantao el cuadroooo!!!
Besos besos besos.
PD. Y tus palabras :D
Soy la Alicia del otro lado del espejo, esperándote en la Place George Cain, donde el tiempo se paró y se pintó la cara de colores
Los colores tan importantes para el estado de ánimo, muy bonito
Por algo es la ciudad de la luz
Besos salados
Cierto, aún en los días más grises, París tiene una luminosidad de la que carecen muchas ciudades europeas. Esa luz te invita a sacar los colores de la alegría. Saludos
me veo reflejada en lo que escribes, o mejor dicho, lo que escribes me hubiese gustado escribirlo a mi, porque de alguna forma coincide con lo que siento, y eso hace de este paseo virtual y placer. Saludos afectuosos.
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